Sentado en el paradero, me quedé viendo a la gente entrar y salir del casino. Pensé si Tony había entrado alguna vez en uno. Pudo haber perdido miles de dólares en varios años de juego, pudo haber ganado el premio mayor. Fuera del casino, pudo haber ganado la copa del mundo. ¿Donde estaban los trofeos de Tony? Pudo haber sido presidente de la república, premio nobel de literatura, un gran matemático. Perdedor, alcohólico, un hombre lleno de vicios. Un Tony bueno, un Tony malo, quién era el Tony en la clase de medicina forense, qué era.
La impresión de que dentro de Tony, habitaba un Tony real, que en el momento de la muerte, echó a volar.
Entré en el bus y todos parecíamos llevar máscaras.
jueves, 24 de abril de 2008
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4 comentarios:
Llevamos máscaras y ellas... nos llevan.
Sí que te llevó a reflexionar lo de Tony.
Los personajes del teatro griego llevaban máscaras, y las personas por el sólo hecho de serlo las llevan.
Necesitamos un descubrir revelador, pero protector a la vez. Tal vez si nos sacamos la máscara muy brucamente nuestro rostro se asuste y cambie, no??
Saludos desde las tierras del sur.
ciclopa me robó el comment
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