Jueves. Llegué a mi casa, después de viajar una hora, aplastado como una sardina en el bus. Una hora viendo a los sentados conversando alegremente y a los parados maldecir al cobrador, por seguir dejando entrar pasajeros.
Aquí el narrador diría algo como "los pasajeros sentados son como la gente que va alegre por el viaje de la vida, y los parados, como aquellos que se la pasan maldiciendo su suerte"
Pero en verdad, lo único que me importa es haber salido del bus. Mi asiento, mientras escribo, parece el trono de un rey.
jueves, 29 de mayo de 2008
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5 comentarios:
el que observa es rey... fluyes con los detalles y después los plasmas como pequeños tesoros de realidad...
Tu blog parece twitter. Pero la ide vale. Palmas.
es cierto todos los días detesto que tantas personas viajen a la misma hora que la mia, y no encontrar un asiento que haga mas llevadera esa hora de viaje que se torna interminable...
seguimos en jueves, extrañemente se siente la ausencia del resto de los dias, espero estes bien
saludos
Viajar por Lima es una odisea llena de posibles historias que esta ciudad ofrece. Y ,claro, es muy estresante.
Me encantan esas historias encajadas en otras, hoy me recordaste a Vargas Llosa.
Saludos.
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